El Jardín

Desempolvando momentos pasados que cobran vida a través del recuerdo. Este viaje lo emprenden tres personas- personajes que están en el paralelo de la fantasía, la ficción, el ensueño y la realidad, viajan a través del tiempo para encontrarse con sus identidades, sacarlas a flote y confrontarlas con el espectador.

El tiempo de estos personajes empieza a disminuir desde su nacimiento, cada vida evoca el recuerdo y sobreviven a través de él, mientras que todo lo que han construido, de principio a fin, acaba siendo polvo.

Viviana y David miembros fundadores de la corporación teatral los chicos del jardín se reencuentran en el año 2059 en su antiguo teatro, donde pasaron sus mejores y más gloriosos momentos, es un encuentro con su pasado, con sus recuerdos, con sus miedos, pero también con sus sueños, con ese algo del que nunca se pudieron desprender, el teatro.

Esta historia para niños y grandes, data de los tiempos en que los emperadores existían y consigo la tiranía. El emperador de Sedonia, un hombre sumergido por la codicia y la avaricia todos los días un nuevo traje tenía, Peruggia y Monserrat una lección al pueblo darán, pues ensañando al emperador devuelven a su pueblo lo que por derecho es suyo, su dignidad.

Esta antigua historia es llevada a escena con el ánimo de atrapar con su trama y pintoresco relato, la mente de todos los públicos (grandes y chicos) para conectar con la realidad de los pueblos cercanos y esclavos de la tiranía.

José Quintiliano Correa Morales es un experimentado soldador colombiano que viajó por distintas partes del país y el mundo con su oficio presenciando grandes cambios de la historia nacional, en lugares de alta peligrosidad donde vivenció gratos y tristes momentos que ahora son sus recuerdos. Quizás su tesoro más valioso porque es lo único que le queda en la soledad de una finca. Quinti cómo le suelen decir, tiene un carácter fuerte y un corazón blando, su cuerpo contrasta perfecto con sus pensamientos, aunque este ya no le corresponde.

En su soledad lo acompañan su perra pochocha y el humo de la marihuana para despejarse y despojarse de su pasado, pues fue la soldadura quien le dio todo, pero también se lo quitó todo, hasta su familia. Está lleno de historias, de recuerdos, de vivencias, información sincera contenida por años para compartir, pero sin tener a quién, solo espera el paso de algún caminante que se detenga por su casa y así no quedarse solo con su historia.

Tres hermanos decrépitos narran sus penurias desde un albergue de adultos mayores, donde los enviaron a pasar sus últimos y más aburridos años. Luego de dar todo por sus familias ahora se encuentran aislados, anulados, borrados por el tiempo, la soledad y las enfermedades, pero en uno de los días de visita se revelan ante sus visitantes (espectadores) la cantidad de entidades que van solo una vez al mes a sacar estadísticas y llenar encuestas o estudiantes que van a hacer trabajos del colegio o prácticas universitarias. Decrépitos es una radiografía actual de Manizales que viene adaptando sus casas de enormes arquitecturas para albergar a la población que envejece.

“Tantos niños haciendo lo mismo al mismo tiempo

y todos con necesidades tan pero tan distintas” 

Esta es la historia del día a día de cinco estudiantes sometidos a las absurdas e ilógicas formas del sistema educativo que predomina en nuestro país, pero es también esta puesta en escena el momento para decirle gracias a esos maestros que entregaron su tiempo y dedicación a la formación de sus estudiantes, dejando huella en el alma de cada uno. El inspector, la monja, la maestra de arte y el sindicalista dan cuenta del profesorado colombiano, de sus perspectivas y deseos. El recreo, las clases, la izada de bandera, la reunión de profesores, muestran momentos que hicieron parte de la formación de todo ciudadano que pasó por la escuela y es este trabajo la oportunidad de volver a esa época.

 “Nuestro verdadero patrimonio ha sido y será la educación” La letra con sangre entra pone de manifiesto los pocos cambios que ha sufrido la educación con el paso del tiempo, basada en el dogmatismo donde las formas han variado pero los fondos continúan siendo iguales, educando a todos los estudiantes bajo las mismas reglas y conocimientos pero teniendo cada individuo necesidades distintas de aprendizaje y expresión.